Mientras se alzaban de las ruinas del Imperio Romano surgieron nuevas estructuras políticas, subsistían nuevas formas de vida social características que suponían una combinación valiosa de lo latino y de lo griego, en todo lo cual se sintió la irradiación de los valores cristianos, fue perfilándose gradualmente un nuevo tipo de cultura: la cultura islámica.
El punto de germanización de este estilo de vida surgió en Arabia, en donde las condiciones geográficas fueron determinantes respecto de la forma de existencia social de los núcleos humanos asentados allí antes de Mahoma.
La agricultura árabe permite hoy la producción sobre todo en las tierras de mayor humedad, del mijo la cebada, el trigo, el dátil y el tabaco. Desde tiempo inmemorial se practica, asimismo, la economía pastoril, con ganados de ovejas, de cabras, de caballos y de camellos.
Ya desde tiempos antiguos, los árabes eran clasificados en dos grupos principales que eran: los árabes, en sentido estricto, que eran los semitas sedentarios que habitaban bajo techo, en las poblaciones y los beduinos, que eran nómadas que a su vez vivían en tiendas de campaña.
La Meca era la más importante de todas as concentraciones humanas en la antigua Arabia. Por el número de sus pobladores, por el comercio que en ella se efectuaba, por estar allí el templo de Kaaba. La ciudad esta bajo el gobierno de una oligarquía formada por familias ricas que encauzaban la situación pública.
La religión que Mahoma predicó es llamada Islam, que equivale a sometimiento a Dios, aunque recibe también el nombre de mahometismo, si bien los fieles de ella han insistido siempre en que Mahoma sólo fue un profeta y no un ser divino al que deba adorarse.
El Corán es un libro inspirado, ven en él la palabra literal de Dios transmitida al profeta mediante la voz del arcángel.
Dos son los preceptos basicos de la religión musulmana: que no hay más que un solo Dios Alá y que Mahoma fue su profeta. La visión que el Corán da de Alá lo respresenta como un ser viviente, inmutable, entero, omnipotente, omnisciente, creador del mundo y fuente de vida.
Fue la arquitectura, el arte donde quedó de manifiesto el genio árabe, a medida que hubo asimilación de conocimientos tomados de otros pueblos. No fue en verdad una arquitectura que revelase fuerza la que los árabes produjeron, sino más bien delicadeza en las disposiciones generales de los edificos y en los motivos de adorno múltiples.
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